Entrevista a José Valverde Hernández, Vía Ágora
Hoy tenemos el placer de presentaros a José Valverde Hernández, arquitecto técnico, BIM Management Expert por la Universidad Europea, Director BIM en la corporación Vía Ágora.
¿Qué es lo que te hace decidirte por los estudios de arquitectura?
JVH: Creo que lo mío con la arquitectura empezó en casa, casi sin darme cuenta. Mi padre, mi hermano y mi prima Nieves han sido siempre referentes para mí: veía cómo trabajaban, con esa mezcla de esfuerzo, dedicación y pasión, y pensaba: “¡Yo quiero eso!”
Además, siempre he sido muy curioso. De pequeño me fascinaba preguntarme cómo era posible que esos rascacielos gigantes no se cayeran o cómo algo que empieza siendo un simple plano acaba convirtiéndose en un edificio donde vive la gente. Al final, entre la inspiración familiar y mi curiosidad innata, elegir arquitectura no fue tanto una decisión… como algo que me salió natural.
¿En qué momento de tu carrera profesional descubriste la metodología BIM y qué fue lo que te convenció de que era el futuro del sector?
JVH: Descubrí el BIM en la universidad, casi por casualidad. Iba por los pasillos y vi un cartel que anunciaba un curso de Revit. No tenía muy claro qué era aquello, pero algo me dijo: “Esto te puede abrir puertas”. Y no me equivoqué.
El problema fue que el plazo de inscripción ya había cerrado… pero no me rendí. Compré un papel de buen gramaje, un boli con tinta decente (porque las cosas importantes se escriben bien) y redacté una carta a cada persona responsable del curso pidiendo entrar. Funcionó. Uno de esos profesores, que apostó por mí, y me ofreció esa oportunidad hoy sigue siendo mi amigo. Siempre le estaré agradecido por aquello.
La primera vez que vi cómo un modelo 3D podía coordinar arquitectura, estructuras e instalaciones en tiempo real, sin depender de planos interminables y errores por todas partes, lo tuve claro: esto no era solo una herramienta, era un cambio de mentalidad. Entendí que el sector necesitaba evolucionar, y BIM era (y sigue siendo) la pieza clave para lograrlo.
Ese curso me cambió la vida. Fue mi primera puerta al mundo BIM y, curiosamente, lo organizaba la Fundación Gómez-Pintado; la fundación que pertenece a Vía Ágora, la empresa donde trabajo hoy.
Vamos, que el destino estaba escrito en Revit.
BIM va más allá de dibujar en 3D lo que antes se hacía en 2D. Cuéntanos un poco de qué se trata, y por qué a venido a revolucionar el mundo de la arquitectura y la construcción.
JVH: Totalmente. Mucha gente piensa que BIM es solo “dibujar en 3D” y no, es muchísimo más.
Imagínate que construir un edificio es como organizar una boda gigante. Antes, con planos 2D en papel, era como si el fotógrafo, el catering, el DJ y los novios planearan todo por separado y el día del evento te dabas cuenta de que la orquesta no cabía, el pastel no entraba por la puerta y la novia llegaba tarde porque nadie avisó al coche.
BIM es como tener a todos reunidos desde el principio, con un plan único y en tiempo real: cada uno sabe qué hacer, cuándo y cómo, y si algo cambia, todos lo saben al momento. Así, el “gran día” (la obra) sale bien, sin sorpresas, y todos acaban contentos.
<BIM no es solo un modelo en 3D bonito; es información,
coordinación y toma de decisiones inteligentes>
Nos permite que arquitectura, estructuras, instalaciones y hasta la planificación de obra hablen el mismo idioma. Antes trabajábamos con planos 2D que, a veces, parecían más un juego de adivinanzas que un proyecto. Con BIM, detectas interferencias antes de que la obra empiece, reduces errores, ahorras costes y tiempo y, lo mejor, trabajas colaborativamente.
Ha revolucionado el sector porque cambia la mentalidad: no se trata solo de diseñar, sino de gestionar todo el ciclo de vida del edificio, desde la idea inicial hasta su mantenimiento. Y eso, en un sector tan complejo y tradicional como el nuestro, es un auténtico cambio de juego.
¿Crees que la metodología BIM ya es un requisito para ser competitivo en el mercado, o todavía es un valor añadido diferencial?
JVH: Los que llevamos un tiempo en esto hemos escuchado durante años aquella frase de: “Si no sabes BIM, te vas a quedar fuera del sector”. Y lo cierto es que esa etapa ya pasó.
Durante un tiempo, saber BIM te diferenciaba, te daba un valor añadido frente a otros profesionales o empresas. Hoy, eso ha cambiado por completo: BIM ya no es un plus, es un requisito básico. Se da por hecho que dominas esta metodología y que todos los proyectos deben desarrollarse bajo sus principios. ¿Cómo si no?
¿La razón? El sector ha evolucionado. La construcción se enfrenta a retos enormes: plazos cada vez más ajustados, presupuestos más controlados, necesidad de sostenibilidad, industrialización… y todo esto requiere trabajar de forma coordinada, precisa y eficiente. BIM es la herramienta que permite hacer eso posible.
En mi experiencia profesional lo veo continuamente: aquel que sigue pensando que un proyecto es simplemente “dibujar”, que sigue anclado en la forma de trabajar de “toda la vida”, está quedando fuera. No porque BIM sea una moda o una obligación impuesta, sino porque el mercado y los propios proyectos ya no admiten trabajar de otra manera.
Para mí, BIM no es saber manejar un software; es adoptar una forma de pensar y de colaborar que permite hacer mejores edificios, de forma más inteligente. Y quien no lo entienda, lamentablemente, está corriendo detrás de un tren que ya salió hace tiempo.
¿Cuál crees que es el papel de España en la adopción del BIM a nivel global? ¿Estamos a la vanguardia o todavía tenemos camino por recorrer?
JVH: España es un país maravilloso. He viajado mucho y, sinceramente, no he encontrado otro lugar con tantas fortalezas y virtudes como el nuestro (aunque reconozco que quizá no soy del todo objetivo).
Pero si algo nos caracteriza, para bien o para mal, es que nos cuesta liderar. En muchos asuntos, incluidas cuestiones BIM, solemos mirar primero qué hacen otros países, esperar a ver si funciona, y entonces aplicarlo aquí diciendo: “Mira, allí ha funcionado”. Y claro, cuando empezamos ya vamos tarde y no somos todo lo competitivos que deberíamos.
Con el BIM no somos una excepción. Hay avances, sí, pero seguimos sin una implantación real y obligatoria en las administraciones públicas, en las licitaciones y contratos estatales. Recuerdo el famoso Plan BIM Nacional, que ha ido cambiando de fecha una y otra vez, persiguiendo una implantación que nunca termina de materializarse.
Creo que el problema de fondo es estratégico: siempre ponemos el foco en el resultado final: “construir más vivienda”, “ser más competitivos”, pero rara vez nos preguntamos cómo lograrlo de forma eficiente, sostenible e innovadora. BIM es precisamente parte de ese “cómo”, pero seguimos tratándolo como un accesorio en lugar de como la base de un cambio profundo.
Tenemos talento, empresas punteras y profesionales a la altura de cualquier país del mundo. Nos falta creérnoslo y, sobre todo, apostar por una visión a largo plazo. El camino (el método) es la base del éxito. Y hasta que no entendamos eso, seguiremos avanzando, pero siempre un paso por detrás.
¿Qué tecnologías o procesos emergentes consideras que son los próximos grandes disruptores en la construcción después del BIM? (fabricación aditiva, robótica, IA generativa …)
JVH: Creo que estamos ante un momento apasionante para la construcción. Si BIM supuso un cambio radical en la forma de planificar, diseñar y coordinar, ahora llegan tecnologías que van a transformar cómo construimos realmente.
La industrialización, por ejemplo, permitirá desarrollar sistemas constructivos, reduciendo plazos, residuos y costes. La robótica es clave para tareas repetitivas, peligrosas o de alta precisión, aumentando la seguridad en obra y liberando a los profesionales para trabajos de mayor valor.
Y, sin duda, la gran revolución está siendo la inteligencia artificial, especialmente la IA generativa. No permite optimizar diseños automáticamente, prever problemas antes de que existan, e incluso proponer soluciones más sostenibles y eficientes de lo que un equipo humano podría imaginar por sí solo.
Pero ojo, nada de esto funcionará si no lo integramos de forma coherente. Igual que BIM no es solo software, estas tecnologías no son gadgets: son herramientas para cambiar procesos y mentalidades. El próximo gran salto del sector será cuando conectemos todo: diseño digital, fabricación industrializada, datos en tiempo real, IA… y logremos una construcción más inteligente, sostenible y aunque parezca lo contrario, más humana.
Como docente en el programa de Experto BIM de la UPM, ¿cuál es el consejo más importante que les das a los profesionales que se están iniciando en esta metodología?
JVH: Siempre les digo a mis alumnos:
<BIM no es aprender a usar un software, es aprender a pensar de otra manera>
Y lo digo porque lo veo cada año: llegan con la idea de que todo se trata de dominar programas, y acaban descubriendo que BIM es, en realidad, un cambio de mentalidad.
Les animo a ser curiosos, a preguntarse siempre el por qué antes que el cómo. Porque las herramientas cambiarán, la tecnología seguirá evolucionando, pero la capacidad de colaborar, de gestionar información y de ver el proyecto como un todo… eso es lo que los hará realmente valiosos.
También les recuerdo que equivocarse es parte del camino. BIM es coordinar con otros, fallar, adaptarse y mejorar. Es un proceso vivo que, cuando lo asumes así, se convierte en algo apasionante. Y les digo que disfruten del aprendizaje, porque lo que tienen delante no es solo una metodología: es la oportunidad de transformar cómo construimos, de dejar huella en cada edificio y en cada ciudad.
Y, sobre todo, intento transmitir algo que creo profundamente: en BIM, como en la vida, los cimientos del éxito son el esfuerzo y la honestidad. Con esos valores, todo lo demás llega.
Mirando hacia el futuro, ¿qué habilidades consideras esenciales para un director BIM o para cualquier profesional que aspire a liderar equipos bajo esta metodología?
JVH: Un director BIM, o un BIM Manager, al final no deja de ser un gestor de proyectos, pero con un enfoque mucho más tecnológico y colaborativo. Por eso, además de las habilidades propias de cualquier gestor (planificación, organización, capacidad de decisión), hay otras que considero esenciales.
La primera es no dejar nunca de aprender. La tecnología evoluciona a un ritmo vertiginoso y, si te acomodas, te quedas atrás. Un buen líder BIM mantiene la curiosidad viva y sigue pensando que todo se puede mejorar.
La segunda es entender que los proyectos los hacen personas. Puedes tener la mejor metodología, el software más avanzado y los procesos más depurados, pero si no sabes leer a tu equipo, identificar sus puntos fuertes, apoyarlos y motivarlos, el proyecto no saldrá adelante.
Y, sobre todo, creo que un buen director BIM debe ser alguien que trabaja en silencio y deja que sea el éxito el que haga el ruido. Liderar no es estar en el centro del foco, sino lograr que el equipo brille.
En resumen, habilidades técnicas, mentalidad de mejora continua y liderazgo humano: esa es, según mi punto de vista, la combinación que define al profesional BIM del futuro.
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