Entrevista a José Antonio Vigara, Planificación Urbanística

José Antonio Vigara

Hoy tenemos el placer de presentaros a José Antonio Vigara, Arquitecto y Urban Planner, Embajador de Comunicación Global de Shenzhen y miembro del Comité Asesor para la Mejora de la Internacionalización del Distrito de Bao’an.

¿Qué es lo que te empuja en un principio a cursar los estudios de arquitectura?

JAV: Para ser sincero, mi llegada a la arquitectura fue algo accidental. En ese momento no sabía bien qué carrera elegir y todo comenzó con una especie de apuesta con mi padrino, que me lanzó un reto, que era el de sacar la máxima nota en la rama de la ingeniería. Me acuerdo, que justo después de acabar la Selectividad, aún no sabía si estudiar arquitectura, psicología o ingeniería química. Pero vino una vez dentro y me di cuenta que era exactamente lo que buscaba sin saberlo, ya que se trataba de una disciplina que me permitía ponerlo todo en duda y saber el porqué de las cosas, desde la escala territorial hasta las relaciones humanas y sociales. Esa faceta de diseñar, analizar y comprender el contexto global en el que vivimos me cautivó desde el primer momento.

Has logrado reconocimiento y un papel influyente en el desarrollo urbano y la comunicación en una de las ciudades más dinámicas de China, pero ¿cuál fue el catalizador o la oportunidad específica que te convenció de embarcarte en una aventura tan lejana y exigente como Shenzhen?

JAV: Toda esta historia comenzó gracias a un amigo, compañero de carrera, con el que viajé a Hong Kong y Shenzhen para ver a su hermano, también arquitecto. De hecho, hasta aquel momento no sabía de la existencia de Shenzhen y, por eso, decidí acompañarlo y el viaje se convirtió en una experiencia increíble. Después de aquella experiencia conseguimos unas prácticas en una oficina de allí, trabajando en el proyecto de regeneración urbana de Huaqiangbei (una calle de un kilómetro que es considerada la capital mundial de la tecnología). Todo este conjunto de experiencias fue una inyección de entusiasmo, una oportunidad irrepetible para formar parte de un proyecto de renombre internacional que me abriría definitivamente las puertas de Shenzhen.

Obras en el Campus de Biomedicina en Shenzhen

¿Existe una diferencia significativa entre el enfoque pedagógico de las escuelas de arquitectura españolas y las chinas que haya marcado tu perspectiva profesional?

JAV: Hay una distancia grande aceptable especialmente si comparamos los planes de estudios obsoletos de la educación preBolonia de España con un plan de estudios en China. La educación en España nos permitía tener un conocimiento general, a saber de los diferentes ámbitos o áreas como urbanismo, arquitectura, estructuras, instalaciones, paisajismo…. Al final yo diría que se ponía el énfasis en la profesión por la comprensión para a partir de ese conocimiento general significativo trazar una estrategia de desarrollo colaborador entre los diferentes campos.

En cambio, en China se persigue prácticamente la especialización desde el mismo momento en que sucede, lo que hace que haya muy poco diálogo entre los paisajistas, urbanistas, arquitectos, ingenieros o diseñadores. Yo siento hoy que es importante tener un conocimiento de todas las áreas para así poder coordinarlas desde la empatía y ver cómo generar lo mejor de poderlas compatibilizar.

¿Qué responsabilidades concretas implica ser «Shenzhen Global Communication Ambassador»? Más allá de la promoción, ¿cuál es el mensaje principal que buscas transmitir sobre Shenzhen a la audiencia internacional?

JAV: Shenzhen es, en muchos sentidos, un laboratorio viviente: tecnológico, urbano, arquitectónico, social y digital. El programa de Global Communication Ambassadors busca hacer que como expertos internacionales seamos capaces de dar a conocer o compartir lo que transcurre en esta ciudad y, a su vez, crear puentes de cooperación con otras ciudades del mundo. El mensaje principal que quiero transmitir es que Shenzhen es el mejor ejemplo contemporáneo de cómo la cooperación y la apertura pueden transformar una pequeña zona rural —con sólo 15.000 habitantes hace 48 años— en una metrópoli de casi 20 millones de personas; ha crecido gracias a la cooperación y a la capacidad de acoger el talento de todo el mundo, y esa es precisamente la esencia que intento transmitir.

Shenzhen es un epicentro global de la innovación tecnológica. Dada tu experiencia como arquitecto, urbanista y asesor gubernamental, ¿cómo han transformado herramientas como la Inteligencia Artificial, el BIM y el Big Data tu proceso de toma de decisiones en la planificación urbana, y qué papel fundamental juegan en la visión de Shenzhen como una «ciudad inteligente y resiliente« para las próximas décadas?

JAV: En Shenzhen estamos entrando en una nueva etapa que a través de los Super Agentes AI implementados en las Smart City 4.0. Ya no se trata únicamente de recolectar y analizar datos, sino de integrar la inteligencia artificial para ejecutar soluciones en tiempo real frente a los desafíos urbanos.

Esto significa supone un giro en la forma de pensar las ciudades ya que empiezan a funcionar como organismos vivos, capaces de adaptarse, aprender y responder a sus propias dinámicas. Estas tecnologías permiten tomar decisiones basadas en datos con una visión más transparente, predictiva y eficiente, garantizando que Shenzhen avance hacia modelos urbanos más resilientes, sostenibles y humanos.

Director de Estrategia Creativa en Lulule Group, empresa que trabaja simultáneamente en diseño de proyectos, gestión de adquisiciones y consultoría de mercado.¿ Cuál es la idea o filosofía central que une estas tres áreas y que hace que Lulule sea más valioso para un cliente que sus competidores?

JAV: La clave reside en estar en el corazón de la innovación: Shenzhen. Desde ahí, estamos en contacto directo con foros, ferias, congresos y hubs tecnológicos, lo que nos permite detectar tendencias y conectar con empresas que marcan la pauta, universidades y centros de desarrollo. En paralelo, contar con una red de aliados y haber sido pioneros en el estudio y la aplicación de la economía de baja altura, siendo embajadores de su adaptación en las regiones hispanohablantes. Nuestro enfoque también es personalizado y disruptivo; es la combinación de conocimientos locales y visión global: llevamos consigo nuestras estrategias de implementación en cada caso.

Háblanos de tu visión en el Proyecto «La arquitectura desde el punto de vista de los niños» y cómo esta perspectiva cambia el enfoque del diseño.

JAV: Se trata de un proyecto educativo en el que organizamos talleres dirigidos a niños de 8 a 15 años, con el objetivo de promover la imaginación a partir de la comprensión y la reflexión crítica. Les enseñamos a cuestionar, fundamentar y dar sentido a cada decisión de creación, suministrándoles herramientas conceptuales que posteriormente transforman en la materialización de sus ideas.

La práctica se desarrolla en tres etapas: la identificación de problemas o ideas, el desarrollo de bocetos con objetivos claros y construir físicamente maquetas para la experimentación con materiales y espacios. La intención es que solamente comprueben que el diseño no es sólo estética, sino también lógica y empatía y comunicación. Es una lección que, en realidad, todos los arquitectos deberíamos recordarla.

De todos los proyectos en los que has participado tanto en China, como anteriormente en Brasil o España, ¿cuál consideras el más representativo de tu filosofía profesional?

JAV: He de decir que uno de los proyectos que más me marcaron fue mi experiencia en Brasil, en la ONG Techo, donde participé en iniciativas de desarrollo comunitario, no sólo construcción de viviendas de emergencia. Fue un período muy rico en experiencias tanto profesionales como personales, ya que me brindó la oportunidad de vivir cómo el diseño puede ser un medio para mejorar la calidad de vida y reforzar el sentido de comunidad. Aprendí a trabajar con recursos muy escasos, buscando siempre soluciones colectivas o creativas, lo que me ayudó a redefinir mi manera de entender una arquitectura como práctica social.

Por otro lado, considero un proyecto igualmente característico de mi evolución profesional el Campus de Biomedicina de Pingshan en Shenzhen. Con una superficie total de 700.000 m² y 15 edificios, se trató de un gran reto que implicaba coordinar más de 1.500 profesionales en la fase de construcción. Más allá de su escala, el proyecto me dio la oportunidad de repensar el concepto de campus industrial, un campus que apostase por un entorno más humano, un lugar donde se puede fomentar no sólo la productividad, sino también la creatividad, el bienestar y la interacción entre las personas.

Acelerador de empresas biofarmacéuticas en Pingshan

Y para finalizar, ¿Qué consejo le darías a un arquitecto recién graduado en España que esté considerando iniciar una carrera en Asia?

JAV: Mi recomendación sería venir sin ningún tipo de prejuicio, con una gran capacidad de aprender y de absorber todo lo que uno pueda. Las culturas asiáticas, y la china en particular, tienen una forma de pensar y de trabajar que está muy alejada de la occidental; pero esa diferencia es en sí misma una fuente inmensa de aprendizaje y de crecimiento personal. No hay que olvidar lo que uno ha aprendido, sino complementarlo con nuevos saberes y nuevas formas de afrontar los procedimientos del diseño y de la planificación.

Y, además, recomendaría vivamente que se hiciera una visita a Shenzhen; una ciudad en continuo proceso de transformación, un verdadero laboratorio de innovación, donde se pueden observar algunos de los modelos arquitectónicos, estructurales y urbanísticos más punteros del mundo. Con mis compañeros, solemos decir que “Shenzhen es inevitable”, porque bien tarde o bien temprano, todo profesional que se interese por el futuro de las ciudades mirará hacia aquí.

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