Entrevista a Itziar Navarro, Urbanisim
Hoy tenemos el placer de presentaros a Itziar Navarro, arquitecto-urbanista, formadora en habilidades de análisis y diseño urbano, fundadora y CEO de Sintaxis Espacial y emprendedora con Urbanisim.
¿Puede una calle transformar la economía, la seguridad y el sentido de comunidad de una ciudad? En esta entrevista hablamos con Itziar Navarro sobre cómo la estructura espacial de las calles es la base de todo lo urbano.
Entramos en una conversación sobre el presente y el futuro del urbanismo, el potencial de la ciencia de datos aplicada a la ciudad y por qué necesitamos un enfoque más humano, conectado y científico a la vez.
¿Qué te llevó a dedicarte al urbanismo y, en particular, a la Sintaxis Espacial?
IN: Desde siempre me ha fascinado cómo las personas interactúan con el espacio que las rodea. Durante mis estudios de arquitectura me di cuenta de que más allá de diseñar edificios, quería entender cómo las ciudades influyen en la vida cotidiana de las personas, para lo bueno y para lo malo. Como arquitecta, pronto me di cuenta de que el urbanismo tiene un impacto mucho más profundo que cualquier edificio individual.
Descubrí la Sintaxis Espacial, y sí, ya sé que no tiene un nombre muy marketiniano, sería mejor llamarlo la “Teoría del Movimiento Natural Urbano” o algo así. Imagínate hace más de 15 años cuando todo estaba en inglés, todavía era un concepto más marciano. Pero bueno, lo importante es que encontré en ella una herramienta poderosa para analizar y mejorar la estructura urbana de manera científica y humana.
Fue un antes y un después. Me dio un lenguaje para hablar de lo que muchas personas sentimos pero no sabemos expresar: por qué algunas calles invitan a caminar, a quedarse, a vivir y otras en cambio dan miedo…
<Me molestan mucho los espacios residuales, las plazas desoladas de suelos duros>
Desde entonces, he centrado mi trabajo en descifrar esa lógica oculta que conecta el espacio con la vida.
¿Cómo defines una ciudad vibrante y llena de vida?
IN: Una ciudad viva no es una ciudad atomizada llena de edificios «espectaculares». Que no quiero decir con esto que a mí no me gusten los edificios, al contrario, me fascinan. Pero creo que primero tienen que estar al servicio de los ciudadanos y luego, en un segundo plano, buscaremos la estética, la composición y proporción, la materialidad, la eficiencia energética, el espacio interno y todos los conceptos que usamos en arquitectura. Pero primero la ciudad, la calle.
Es una ciudad donde las personas se cruzan, se saludan, hacen negocios, compran, caminan con sus hijos, sienten que pertenecen. Una ciudad donde las calles están bien conectadas, donde hay mezcla de usos, donde el espacio público se usa. Una ciudad donde no malgasta ni despilfarra el espacio público, al contrario, una ciudad que lo usa de forma inteligente y atractiva.
Las ciudades verdaderamente resilientes son aquellas que, incluso en momentos difíciles, siguen generando comunidad, economía y cuidado mutuo. Y eso solo se consigue con un buen diseño del espacio y una comprensión profunda de sus dinámicas.
¿Qué errores comunes ves en la planificación urbana actual?
IN: Uno de los errores más comunes que hemos heredado del siglo pasado es diseñar ciudades desde una perspectiva funcionalista, sin considerar cómo las personas realmente usan y experimentan el espacio. Esto lleva a la creación de espacios públicos que, aunque bien intencionados, terminan siendo vacíos o poco utilizados. Es esencial diseñar con datos y comprender el comportamiento humano en el entorno urbano.
En mis artículos procuro confrontar estas ideas para ir cambiando la tendencia, pero realmente están muy arraigadas y es un arduo trabajo.
¿Cómo ves el futuro del urbanismo?
IN: Creo que el concepto de “crecer hacia dentro“ es un válido para esta época en la que estamos. Tenemos las ciudades sobredimensionadas por la influencia del coche, y la ilusión de que la distancia no es un problema, y hay mucho margen para mejorar la red de calles y conseguir más suelo edificable dentro de la propia ciudad. Con lo que ya tenemos podemos hacer mucho, darles un impulso a nuestras ciudades y para esto necesitamos basarnos en datos y evidencia, sin perder de vista la dimensión humana, para demostrar que es el camino más inteligente.
La teoría y herramientas como la Sintaxis Espacial con el Movimiento Natural, la Ciencia de Datos, Urban Analytics y la IA nos permiten analizar y diseñar ciudades que realmente funcionen para las personas.
El enfoque debe ser en crear redes urbanas que fomenten la vida comunitaria, la urbanidad y la economía pensando a medio-largo plazo, no a un cortoplacismo de 4 años, que es lo que un partido calcula cuando está gobernando. Es un tema transversal que beneficia a todas la sociedad en su conjunto y a los que están por nacer y venir.
¿Cuál es la gran oportunidad que tenemos hoy con las nuevas tecnologías aplicadas al urbanismo?
IN: Estamos en un momento extraordinario. Tenemos herramientas capaces de medir, analizar y predecir con un nivel de precisión que antes era impensable. La explosión de urban analytics, la ciencia de datos, los gemelos digitales, la IA… todo eso nos permite conocer la ciudad como una red con variables clave interconectadas.
Pero no todo va de datos descriptivos, también necesitamos entender la estructura que sostiene esos datos, y ahí es donde entra la Sintaxis Espacial.
<Un modelo urbano no tiene sentido si no considera la red de calles como la estructura que organiza la vida urbana>
La oportunidad está en fusionar la potencia tecnológica con el conocimiento espacial y humano. Y quienes sepan moverse entre esos dos mundos van a tener un papel clave en el futuro de nuestras ciudades.
¿Qué mensaje le darías a quienes están empezando en urbanismo, arquitectura o ciencia de datos?
IN: Les diría que este es el momento. Les diría que se enfoquen en entender cómo las personas interactúan con el espacio urbano y que utilicen herramientas analíticas para respaldar sus diseños.
Que no tengan miedo a mezclar disciplinas. Es fundamental combinar el diseño con el análisis riguroso para crear ciudades que sean tanto prósperas como humanas. Que aprendan a leer una calle pero también a leer código y estadística.
Las ciudades necesitan mentes jóvenes que no se conformen con hacer “lo de siempre”. El urbanismo del futuro será interdisciplinar, sensible, tecnológico y profundamente humano.
Si te apasiona la ciudad, lánzate. Estamos abriendo caminos nuevos y hay mucho por hacer.
¿Qué papel juega el optimismo en tu visión del futuro urbano?
IN: Juega un papel central. Más de la mitad de la población mundial vivimos en ciudades y la tendencia sigue creciendo. Creo profundamente en los beneficios de las ciudades, y aunque también vienen cargadas de desafíos, creo que podemos construir mejores ciudades. Tenemos las herramientas, el conocimiento y -lo más importante- cada vez más conciencia ciudadana.
Cada calle que rediseñemos, cada plaza que activemos, cada análisis que hagamos para entender por qué un barrio no funciona… es una forma de cuidar a las personas. Y eso me parece una de las tareas más nobles que existen.
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